La Reserva Natural de Cape Cross, a 50 kilómetros al norte, alberga más de 100.000 leones marinos que cubren la playa durante la época de cría. Estos animales, los cuales antes eran cazados por su piel, disfrutan en la actualidad de una protección a nivel nacional que ha hecho que el número de leones marinos haya ascendido de forma importante. El control de población de estos mamíferos queda en de los chacales, que acuden cada noche en busca de crías o enfermos adultos. La única huella de civilización humana que podemos encontrar en la reserva es un moderno hotel.
Desde Cape Cross, 500 kilómetros de mar y desierto integran el Parque Nacional de la Costa de los Esqueletos, denominada así por la gran cantidad de naufragios que ha registrado. El valor ecológico de esta reserva es su paisaje excepcional, donde las olas chocan con las dunas. Además, se pueden observar esqueletos de antiguos buques varados y tragados por la arena, motivo por el cual la playa recibe su nombre.
A diferencia de los países africanos orientales, la vida animal en Namibia se ha adaptado a las condiciones áridas del país. Uno de los ejemplos es el elefante del desierto, que sigue los cursos de los ríos secos de los que bebe excavando en la arena. Esta especie únicamente vive en Namibia, en la región de Damaraland en las dunas de la Costa de los Esqueletos. Esta reserva está habitada por elefantes, leones, hienas, chacales y oryx. Existe un número limitado de permisos y, a partir de Terrace Bay, el acceso está vetado a quien no viaje con una agencia autorizada.
La verdadera cita con la vida animal se encuentra en el Parque Nacional de Etosha, una de las joyas del patrimonio natural africano. Se puede circular con vehículo propio sobre los 700 kilómetros de carretera que se extienden en el parque. Con una superficie de 22.000 kilómetros cuadrados, Etosha tiene dos puertas principales: Von Lindequist, en el sector occidental, y Andersson, en el oriental; este último es el único que está abierto al público que viaja por libre, el otro está reservado a las agencias. MSS
A diferencia de los países africanos orientales, la vida animal en Namibia se ha adaptado a las condiciones áridas del país. Uno de los ejemplos es el elefante del desierto, que sigue los cursos de los ríos secos de los que bebe excavando en la arena. Esta especie únicamente vive en Namibia, en la región de Damaraland en las dunas de la Costa de los Esqueletos. Esta reserva está habitada por elefantes, leones, hienas, chacales y oryx. Existe un número limitado de permisos y, a partir de Terrace Bay, el acceso está vetado a quien no viaje con una agencia autorizada.
La verdadera cita con la vida animal se encuentra en el Parque Nacional de Etosha, una de las joyas del patrimonio natural africano. Se puede circular con vehículo propio sobre los 700 kilómetros de carretera que se extienden en el parque. Con una superficie de 22.000 kilómetros cuadrados, Etosha tiene dos puertas principales: Von Lindequist, en el sector occidental, y Andersson, en el oriental; este último es el único que está abierto al público que viaja por libre, el otro está reservado a las agencias. MSS
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