La ciudad de Praga, capital de la República Checa, fue fundada en el año 780 a la orilla del río Modalva. La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1992 y su población supera el millón de habitantes.
El símbolo de la ciudad de Praga es la plaza de Staromestské Namestí o Ciudad Vieja, cuyas paredes medievales reflejan los distintos estilos arquitectónicos de la ciudad. Desde Ciudad Vieja se llega en un breve paseo a los lugares más significativos de la ciudad: el puente de Carlos IV, la lujosa calle de París, el cementerio judío y el barrio de Josejov; siguiendo el antiguo Camino Real se llega al barroco Clementinum, un complejo de patios, torres y edificios desde done los jesuitas emprendieron la re-evangelización del país a finales del siglo XV.
En la plaza de Staromestské Namestí confluye el arte y la historia en las callejuelas y avenidas, casas, parques y palacios que la rodean. Cabe destacar los numerosos edificios de contrucción medieval y fachada renacentista, con sótanos abovedadados que albergan restaurantes al más característico estilo de la ciudad. En esta plaza se encuentran las dos negras torres gemelas de la iglesia de Nuestra Señora de Tyn.
Un bombardeo mutiló durante la segunda guerra mundial un ala del Ayuntamiento, pero respetó su joya principal, que siempre congrega a una gran multitud de turistas y curiosos cuando se van a dar las horas. Es el Reloj Astronómico, del principios del siglo XV, sobre cuyas tres esferas, al dar las horas, asoman las figuras de madera de los doce apóstoles, mientras la efigie de la muerte representada por un esqueleto vuelca su reloj de arena. MSS
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