El safari por este país del África meridional es el más diverso del continente: sabana, costa atlántica, desiertos de dunas y cañones profundos dibujan el paisaje de esta ruta de sur a norte por las principales reservas naturales.
Namibia, Estado del sur de África, tiene fronteras con Sudáfrica, Angola y Botsuana. Su capital es Windhoek. La acción de la corriente marina de Benguela y un particular relieve dan lugar a que este país tenga las dunas de arena más grandes del planeta, moles graníticas que se erigen en medio de la sabana e interminables planicies donde habita la fauna más representativa del continente africano.
Aunque Namibia es el segundo país con mejor densidad de población del planeta, una buena red de comunicaciones permite realizar un viaje de sur a norte que encadenea sus enclaves más importantes tomando la capital como punto de inicio. Centro económico, político y cultural de Namibia, Windhoek acoge el 12 por ciento de la población del país (46,5 millones de personas). Ciudadanos, gobernantes, hombres de negocios y provincianos en busca de aprovisionamiento deambulan por las calles capitalinas, donde modernos edificios de oficinas conviven con antiguas construcciones y castillos de aire germánico que delatan la reciente historia colonial del país.
En realidad, Namibia como tal existe desde 1990. Hasta el siglo XIX fue un territorio poblado por diversas tribu sin un gobierno común y adaptadas al ecosistema del entorno. En 1990 pasó a formar parte de Sudáfrica hasta que alcanzó su independencia. Hoy en día es uno de los países más cosmopolitas de África.
Una de las reservas más importantes de Namibia es el Parque Nacional de Namib-Naukluft. A unas cuatro horas de viaje por carreteras de asfalto y grava en dirección sudoeste, las vistas van entornando un paisaje cambiante. Al dejar Windhoek, las vastas planicies de la meseta central namibia dan paso a una zona de montañas que descienden abruptamente hasta el desierto de dunas de la reserva natural. MSS
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