Ambas se encuentran en Tenerife. San Cristóbal es de arquitectura colonial y la única población canaria que se encuentra dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La ruta más original y característica de este lugar es el itinerario del dulce, ya que sus habitantes son conocidos por golosos.
En la esquina de la calle San Juan se encuentra la pastelería más antigua de la localidad. Se llama la Dulcería de la Catedral, son especialistas en dulces tradicionales. Aquí cuentan al turista de que está hecho cada uno de sus manjares, sobre todo recomiendan: las cañas, rosquetes, tambores y truchas. Aunque lo más típico son las milhojas con cabello de ángel.
Hay otra un poco más arriba, en la misma calle, llamada López Echeto. Está especializada en cacao y son creadores de las conocidas piedras, elaboradas a base de almendras recubiertas de chocolate. La Princesa es la segunda pastelería más antigua del lugar, abrió en 1927 y entre otros elaboran los suspiros laguneros de gofio. A pocos metros también hay una confitería de origen germánico: La Palmelita. Aquí se recomienda tomar un dulce seco y una porción de tarta alemana.
Mientras que, en el Puerto de la Cruz se caracteriza por las verdes terrazas del valle de la Orotava, un clima suave junto a la costa. El puerto sigue manteniendo su esencia y tradición a pesar de que esté repleto de tiendas para turistas.
Sobre todo es conocido por el Lago Martiánez construido en 1977 por el arquitecto canario César Manrique que creó islotes para que la gente pudiera tomar el sol. También hay otras playas como la del Jardín, totalmente artificial, la arena del fondo del mar y las plantas plantadas. Otra playa sería el de Bollullo que pertene a La Orotava.
MGP
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