Uno de los lugares del estado de Río de Janeiro de obligada visita es la Costa Verde, el litoral sur. Para llegar a esta zona es necesario serpentear la Mata Atlántica rumbo a Paraty por la carretera BR-101, que comunica Río con São Paulo. Tres horas después, encajonada entre montañas verdinegras y un océano que se separa en playas cristalinas, aparece Angra dos Reis, a la entrada de la bahía de Ilha Grande. Los habitantes de Angra dos Reis presumen de contar con 2.000 playas y 365 islas. En esta zona se encuentran numerosas ensenadas, calas, promontorios y cabos.
La isla de Gipóia es el destino favorito de la gente rica, mientras que los amantes de la naturaleza prefieren la isla de Ilha Grande. En menos de 200 kilómetros cuadrados alberga lagunas, ríos, cascadas, pucos y más de 80 playas, algunas de las cuales solo son accesibles a pie o en barco.
Varios transbordadores diarios conectan en una hora y media Angra dos Reis con Vila de Abraão, la principal localidad de Ilha Grande. Desde Vila de Abraão salen senderos entre la vegetación hacia las playas Negra y Feiticeira. Sin embargo, la playa más importante es la de Lopes Mendes, recorrida por tres kilómetros de arena fina y agua turquesa. En un punto de la misma se encuentra la pequeña isla de Lopes Mendes, escondida entre la maleza y cubierta de vegetación.
Paraty, la joya colonial de la Costa Verde, nació en 1533 y creció alrededor de la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, fundada en 1667 y reconstruida gracias a un tesoro pirata encontrado en Trindade, una de las playas de los alrededores. La incomunicación de Paraty lo convirtió en el punto de salida del oro que la Corona portuguesa traía desde el estado de Minas Gerais. MSS
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