Berna es la capital y sede del gobierno federal de Suiza con apenas 130.000 habitantes, muy por detrás de otras ciudades del país como Ginebra o Zúrich. Cuentan las leyendas del lugar que el fundador de esta ciudad, el duque Berchtold V de Zähringen decidió ponerle a la ciudad el nombre del primer animal que cazara en esos parajes, fue un oso.
Desde 1224 los osos han formado parte del escudo de armas de la ciudad y de decoraciones barrocas como sus fuentes o torres. E incluso hay una familia de osos que habitan en el centro, es el Bear Park es un buen lugar para comenzar la ruta de cualquier turista por la tranquila ciudad.
En el Bear Park podrán ver a los osos Bjork y Finn con sus dos crías nacidas el año pasado, Berna y Urs. En los jardines del parque formado por aguas turquesas del río Aare es característico de cualquier ciudad medieval.
En el casco histórico se encuentra lo más conocido de la ciudad, incluso la mejor atracción de Berna por derecho propio. Las calles están adoquinadas, los edificios son totalmente medievales, hay paseos con soportales y fuentes barrocas. Pertenece a la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad.
El centro neurálgico del casco antiguo es la Torre del Reloj que fue construida en 1405 como puerta de entrada a lo que antes era la ciudad fortificada. Una de las grandes curiosidades de este reloj es que desde que se construyó en el siglo XV se le sigue dando cuerda diariamente. El encargado de darle marcha al reloj es Markus Marti, relojero local que lleva realizando esta tarea desde hace 30 años. Otra de las curiosidades entorno a este reloj es que se dice que Albert Einstein se inspiró en él para crear la Teoría de la Relatividad durante su instancia en la ciudad en 1903 a 1905.
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