jueves, 7 de abril de 2011

Rajastán II

En medio del desierto de Thar encontramos la pequeña ciudad de Jaisalmer, a la que se accede por una carretera que rodea las dunas del desierto. Su mayor atractivo es la artesanía del cuero, pero también es estrella el safari a lomos de un camello por el desierto, ofrecido por varias agencias de la ciudad. Estos circuitos pueden durar de unas horas a 4 días, en los que se visitan diferentes aldeas, templos jaimistas y oasis.

A un par de horas de Jaisalmer se encuentra el Parque Nacional del Desierto. Esta reserva natural, de arena y matorral, es el hogar de las aves autóctonas del Thar, la avutarda de la India (1,2 metros de altura), así como de zorros del desierto y de gacelas indias o chinkanas. De regreso a Jaisalmer es recomendable detenerse en el bosque fosilizado de Akal, donde encontramos coníferas de hasta 180 millones de años.


En la ciudad de Jailmer se encuentra su fuerte, el segundo más antiguo de Rajastán, que ha acondicionado muchas de sus havelis tradicionales como hoteles llenos de encanto.

Para finalizar, la capital de Rajastán, Jaipur, es llamada también la ciudad  rosa por estar pintada de ese color. En el corazón de la ciudad vieja de la urbe, se encuentran tres monumentos emblemáticos: el Palacio de los Vientos o Hawa Mahal, edificación de arenisca rosa donde los miembros de la corte tomaban el aire;  el Jantar Mantar, uno de los observatorios astronómicos construidos por Jai Singh II en el siglo XVIII; y el City Palace, que contiene varios palacios, templos y museos conectados por patios y avenidas.

Antes de dejar Jaipur es conveniente desplazarse 10 kilómetros hasta el Fuerte de Amber y el Templo de Sol. Este último, emplazado en una colina a las afueras de la ciudad está repleto de monos y ofrece una gran panorámica de la ciudad. MSS


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